Entrega atrasada

Hola a todos nuevamente,

Esta semana, sumada a la anterior, ha sido un 50/50 en cuanto a ánimo, salud, dudas, estrés, entre otras cosas.

Primero que todo, el médico me recetó siete días de reposo. En un principio no tenía intención de seguir la indicación al pie de la letra, pero luego de explicarle mi situación me insistió en que era estrictamente necesario priorizar mi salud. Me dijo que mi vida no podía girar únicamente en torno a la carrera y que era vital aprender a manejar estas situaciones, porque de lo contrario se volverían una carga constante. Hablamos también sobre el bloqueo mental, cómo se manifiesta y posibles métodos para superarlo. La verdad, salí mucho más tranquilo después de esa conversación, ya que muchas de sus palabras hicieron sentido al relacionarlas con mi manera de abordar el taller. Me di cuenta de que varias conductas de mi vida las manejo del mismo modo que gestiono mi trabajo académico, y esa analogía fue como un “click” revelador.








El día jueves me tocó presentar. Estaba algo desanimado por haberme perdido prácticamente todas las correcciones previas a la comisión, sabiendo además que tendría solo cuatro días para sacar adelante un proyecto que recién iba a ser corregido. Aún no sé si me fue bien o mal, pero sí reconozco que todas las observaciones del profesor tenían lógica y mucho sentido. Por eso decidí acatarlas y replantear mi proyecto por completo.


  

 




Fue un cambio brutal, especialmente en cuanto a la forma, que hasta ese momento resultaba algo ilógica y poco atractiva. Me di cuenta de que mi idea principal tenía mucho más potencial del que estaba explotando, así que opté por empezar desde cero. Invertí mucho tiempo, enfrenté varios dolores de cabeza y pasé noches sin dormir, pero insistí hasta que finalmente cuajó algo que me hizo sentido.

A pesar de tener el tiempo en contra y encontrarme en un estado de salud mental bastante frágil, decidí enfocarme en lo que sé hacer: avanzar. Haré lo que pueda y eso es lo que entregaré. Tal vez no sea mi resultado ideal, pero hoy mi mentalidad es otra. No se trata solo de la nota, sino de aprender, de entender, de intencionar. Aunque sé que aún hay muchos aspectos perfectibles, me quedo con la satisfacción de haberle dado vueltas a las ideas hasta encontrar una solución que me convenciera, aunque fuera un híbrido prematuro por las circunstancias.

Eso es lo que valoro del semestre: el proceso. Espero poder llegar a la comisión con algo decente o, al menos, con algo que me deje dormir tranquilo por las noches.

Sin más que agregar, nos vemos la próxima semana.

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